El invierno toca a su fin y nada lo anuncia con mayor exactitud y belleza que los almendros y cerezos que hace semanas empezaron a florecer. El campo se despereza tras el reposo invernal.
La primavera está asociada al elemento energético de la madera, el principio del Yang. Un movimiento expansivo que no sólo se refleja en la naturaleza, si no que también lo hace en nuestro interior.
Después del invierno durante el cual la energía se repliega, ahora emerge con fuerza desde el interior. Es importante tomar consciencia de este movimiento expansivo de nuestro cuerpo para poder canalizarlo y que no encuentre obstáculos. Cuando la energía encuentra obstáculos se estanca y produce síntomas como resfriados, astenia primaveral, alergias…
Durante la estación invernal hemos acumulado toxinas, pues necesitábamos calorías para combatir el frío. Ahora, en esta época, se inician cambios climáticos y las necesidades fisiológicas de nuestro cuerpo cambian también, por lo que es aconsejable eliminar el exceso de toxinas para que la energía que empuja no encuentre obstáculos. Es un buen momento para depurar, para hacer limpieza.
Según los principios de la Medicina Tradicional China, el movimiento energético de la madera rige el hígado y la vesícula biliar, así como el sistema locomotor, los ojos y los tendones, por lo que a la hora de practicar Qigong, podemos elegir ejercicios destinados a trabajar las energías del sistema de hígado, minimizando así los típicos síntomas primaverales.
La primavera es época de abrir ventanas y dejar que corra el aire, de salir de casa, de pasear y relacionarse, de empezar proyectos, de renovarse.
Celia Sánchez,
Profesora de Qigong