El verano se asocia al elemento fuego.

Durante el verano domina la energía Yang; es cuando está más álgida, en la fase Gran Yang y por tanto, la actividad y la interacción están en apogeo. Los días son largos y calurosos, el sol calienta con fuerza y el cuerpo se carga de energía como una pila.

Nos sentimos pletóricos de vitalidad y de entusiasmo, con ganas de realizar actividades, de relacionarnos, compartir, disfrutar…, se abre el corazón y la mente; el Yang del verano nos incita a interactuar más con todo lo que nos rodea.

Pero el fuego, si se libera, se propaga quemando todo a su paso. El fuego intenso puede agitar en exceso el corazón, lo inflama; por lo que debemos controlar que consuma con lentitud, como lo hace en una chimenea, consumiendo la madera lentamente, generando el calor necesario.

“La calma es la maestra de la emoción”

Tao Te Jing.
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